La inflación en Venezuela sigue siendo un factor determinante en el bienestar de la población y la estabilidad económica. Tras un periodo de hiperinflación extrema, el país registró niveles más moderados en 2024, aunque en 2025 comenzó un nuevo ciclo alcista, con múltiples indicadores apuntando a una aceleración nuevamente.
Panorama actual
Según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), la inflación interanual ha pasado de 91 % en enero de 2025 a un 229 % en mayo 2025. La tasa mensual también creció notablemente: de 7,9 % en enero a 26 % en mayo. Estos aumentos reflejan un deterioro acelerado de los precios en el primer semestre.
Proyecciones y contexto internacional
El FMI estimó una inflación promedio anual de 180 % para 2025, mientras que Bloomberg reportó tasas superiores, anticipando un nivel de alrededor del 530 % si las tendencias actuales persisten. Estas variaciones reflejan la incertidumbre tanto en el mercado cambiario como en la política económica.
Causas principales
Tres factores han impulsado este reciente aumento:
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Devaluación cambiaria: tras la salida de Chevron y la revocación de licencias petroleras, el bolívar sufrió una devaluación de hasta el 81 % entre septiembre de 2024 y marzo de 2025. 
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Restricciones en oferta de dólares: la menor entrada de divisas derivada del petróleo ha reducido la oferta de divisas, encareciendo los insumos importados. 
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Reacción social y política: medidas como la declaración de emergencia económica y ajustes del salario mínimo apuntan a contener el impacto, pero también evidencian la fragilidad del entorno financiero. 
Impactos en la población
El poder adquisitivo sigue perforándose: los ingresos en bolívares alcanzan niveles extremadamente bajos y los consumidores recurren al mercado paralelo para abastecerse, lo que acelera aún más la presión inflacionaria.
La inflación en Venezuela ha regresado a niveles de hiperinflación, complicando cualquier intento de estabilización económica. Sin una mejora consistente en la oferta de divisas, reducción de la brecha cambiaria y normalización del sector petrolero, la tendencia alcista continuaría durante 2025, con graves consecuencias para la población.
 
					