VENEZUELA (Julio 29 de 2025). El 27 de julio de 2025, en unas elecciones municipales de baja participación, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) consolidó su control territorial al ganar 285 de las 335 alcaldías en disputa —más del 85 % del total— incluyendo 23 de las 24 capitales estatales. La participación oficial se situó en torno al 44 %, una cifra cuestionada por la oposición, que promovió un boicot generalizado.
Contexto electoral e institucional
Estas alcaldías fueron elegidas casi un año después de las elecciones presidenciales de julio de 2024, imputadas por la oposición a un fraude y marcadas por detenciones masivas de opositores. La abstención como estrategia política de la oposición concedió una ventaja opositora nula, salvo algunos municipios específicos en Caracas y zonas este de la capital que retuvieron alcaldías como Baruta, Chacao y San Diego, relacionados con la alianza Fuerza Vecinal.
Liderazgo político y retórica simbólica
El presidente Nicolás Maduro declaró esta victoria como una “victoria histórica” atribuida a la Revolución Bolivariana y al legado de Hugo Chávez, anunciando un Consejo Federal de Gobierno inmediato para coordinar proyectos municipales con los alcaldes electos. El presidente del CNE, Elvis Amoroso, destacó que la jornada se desarrolló con “normalidad democrática” pese a las críticas por falta de participación de la oposición.
Impacto gerencial del resultado
1. Consolidación institucional
El PSUV extiende su cobertura local, lo que fortalece su capacidad de despliegue territorial y control del poder municipal. Esto refuerza su autoridad sobre herramientas administrativas y presupuestales en casi todo el país.
2. Ejecución presupuestaria centralizada
Con alcaldías alineadas al gobierno central, habrá mayor coherencia en la implementación de políticas públicas y proyectos vinculados al plan gubernamental. El Consejo Federal facilitará la asignación de recursos desde el centro hacia los municipios.
3. Minimización de riesgos operativos
La dispersión de alcaldías entre distintas fuerzas políticas suele generar tensiones intergubernamentales. La victoria obvia permite una mayor uniformidad ejecutiva.
4. Riesgos reputacionales y de legitimidad
La abstención insinuada y los señalamientos de falta de transparencia electoral impactan negativamente la percepción externa del proceso y alimentan cuestionamientos internacionales. Organismos como Human Rights Watch han denunciado abusos sistemáticos desde las presidenciales de 2024.
Desafíos operativos y próximos pasos
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Atención a los municipios opuestos: Gestión de conflictos en las pocas alcaldías aún controladas por partidos opositores, sobre temas como financiamiento, alianzas y cooperación intermunicipal.
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Gestión del descontento social: El 56 % del padrón no votó. La falta de reclamo electoral podría evolucionar en protestas si las condiciones económicas o de servicios municipales continúan deteriorándose.
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Planificación estratégica local: Definir proyectos de infraestructura, servicios urbanos y participación que mejoren la percepción ciudadana de gobernanza local.
Desde una óptica gerencial, esta victoria del PSUV configura una estructura uniforme de poder local que facilita la implementación del modelo centralizado de gestión gubernamental. Aun así, la baja participación ciudadana y las denuncias sobre falta de legitimidad implican riesgos de déficits de gobernanza y creciente presión nacional e internacional.

Fuente: El País
